No es lo mismo estar desempleado durante años que ser un
parado reciente. Y, como no es lo mismo,
no se afronta tampoco de la misma forma.
Cuando nos acaban de despedir generalmente iniciamos la búsqueda
de un nuevo empleo con mucha energía. Casi todos sabemos la teoría y, por lo
tanto, nos levantamos temprano, nos aseamos, salimos a la calle, revisamos las
ofertas de empleo y en general hacemos todo lo que está en nuestra mano con una
actitud positiva. De hecho, en algunos casos se ve esta etapa como algo bueno y
que finalmente nos llevará a un mejor empleo que el anterior que teníamos.
Algunas personas tienen suerte y encuentran otro trabajo antes de que su
energía se mine poco a poco.
Pero si éste no es el caso y no encuentras otro empleo en
poco tiempo puede que tu energía termine yéndose al traste. Empezamos a
levantarnos más tarde, a no quitarnos el chándal o el pijama en todo el día,
dejamos de salir a la calle, de quedar con gente en unas ocasiones por falta de
ganas y en otras porque nos avergonzamos de nuestra situación. Y entonces es
cuando empiezas a hacer las cosas mal, porque poco a poco esa actitud positiva
termina convirtiéndose en pesimismo, en inactividad y en desgana.
Lo ideal sería evitar llegar a esa situación antes de que se
produzca, pero si te has dejado llevar poco a poco y leyendo estas líneas te
sientes identificado, es hora de dar un giro de 180º y retomar la actitud
inicial.
Puede que encontrar otro empleo te lleve más tiempo del que
pensabas, pero eso no significa que entre trabajo y trabajo no puedas hacer
otras cosas. ¿Qué puedes hacer mientras estás en búsqueda de empleo?