Recuerdo una vez que publiqué una oferta para cubrir una
vacante, en la empresa en la que trabajaba en ese momento. Necesitábamos que
fuera un arquitecto sí o sí, no era cuestión de “titulitis”, sino que era imprescindible
que la persona estuviera colegiada y pudiera firmar como tal. A la mañana
siguiente, dispuesta a comenzar con la criba, me encontré con más de 400
candidatos. “¡400 candidatos!- pensé,- ¡genial!” Pero esa alegría se esfumaba
mientras iba cribando CVs y me daba cuenta de que la gran mayoría no cumplían
los requisitos del perfil. De hecho, menos de 200 eran arquitectos. En
concreto, recuerdo un candidato que me explicaba detalladamente su “experiencia
como cuidador de delfines”, pero ni rastro del título que yo buscaba.
Algunas personas parece que
tienen como afición abrir Infojobs, o cualquier otro portal de empleo, a
primera hora de la mañana e inscribirse en todas las ofertas de empleo que se
publican. Si les preguntas te dirán: “Busco trabajo activamente, me he inscrito
hoy en 100 ofertas de empleo. Pero nunca me llaman porque la cosa está muy mal.
No es mi culpa, es de la crisis”.
Para empezar, eso no es buscar
empleo activamente y, para seguir, apuntarte en todas las ofertas aunque no
cumplas los requisitos no es una forma eficiente de buscar empleo. Y te diré
otra cosa, de esa manera nunca vas a encontrar trabajo, lo más que vas a
conseguir es frustrarte y acabar tirado en el sofá viendo telebasura.
Para tener claro en qué ofertas
deberíamos inscribirnos es fundamental conocer cómo funcionan los procesos de
selección y, en especial, cómo se hace la criba de currículums. Un método muy
extendido para filtrar CV es el conocido como los tres montones:
- Montón A: En este montón se ponen los CV de los candidatos que cumplen todos y cada uno de los requisitos solicitados en la oferta de empleo. Es, por tanto, el candidato ideal.
- Montón B: Este montón se compone de aquellos candidatos que cumplen bastantes o casi todos los requisitos de la oferta publicada.
- Montón C: Candidatos que cumplen muy pocos o ninguno de los requisitos solicitados.
Una vez ordenados los CV, es
evidente que el seleccionador va a coger el montón A y entrevistar a las
personas que se encuentran en él. En muchas ocasiones encontrará a su candidato
ideal y terminará así el proceso de selección.
Pero, amigo, no siempre es tan fácil. En ocasiones, una
vez entrevistados los candidatos que parecían ideales, nos damos cuenta de que nuestras
expectativas no se han visto cumplidas.
“¿Y ahora qué?”
Si no hemos encontrado a nuestro
candidato, pasamos al segundo montón, aquel en el que hemos puesto a los
candidatos “casi pero no” y comenzamos nuevamente con las entrevistas.
Cabría
pensar que si dentro de nuestro montón de “el candidato perfecto” no hemos
encontrado a alguien que cubra el puesto, menos lo vamos a hacer en el segundo
montón. Esto no es cierto, muchas veces se cubren los puestos con personas del
montón B, puesto que aunque no cumplan todos los requisitos iniciales de la
oferta, a veces se ajustan mejor al puesto porque tienen otras capacidades que les
da valor añadido. Además, al publicar una oferta, se exigen muchos requisitos,
algunos de los cuales son más deseables que imprescindibles.
“¿Cuándo debo, entonces, apuntarme a una oferta?”
Nos apuntaremos a una oferta en
los siguientes casos:
- Cuando cumplamos todos los requisitos del puesto, ¡obviamente! Si cuando ves una oferta sientes que está escrita pensada para ti no lo dudes ni un segundo, inscríbete en el acto. Si el motivo por el que no te animas es que ya hay demasiados candidatos, tienes que pensar que esto no es una lotería basada en el azar. Los seleccionadores leen todos los CV (¡o deberían hacerlo!) y te aseguro que aunque haya muchos inscritos la mayoría de ellos no van a cumplir el perfil.
- Si cumplimos algunos de los requisitos, aunque no sean todos. Y aquí tenemos que hacer una breve aclaración, porque dependiendo del requisito que nos falte nos inscribiremos o no. No tengas miedo de inscribirte. Si los requisitos no son imprescindibles puede que tengas cualidades que los suplan. Por ejemplo, supongamos que es requisito deseable tener 5 años de experiencia y tú sólo tienes 3 y cuentas con un postgrado en la materia. En ese caso, deberías aplicar al puesto sin dudarlo. Siempre puedes explicar tu situación específica en la carta de presentación.
Si no cumples con ninguno de los
requisitos, por favor, no te inscribas, porque no te van a llamar y lo único
que vas a conseguir es acabar deprimido cuando veas un listado enorme de
“descartados” en el apartado de tus candidaturas. Es mejor que selecciones bien
las ofertas en las que te vas a inscribir. Apúntate a aquellas que realmente se
adaptan a ti. Además de ganar tiempo, que podrás invertir en otras estrategias
para buscar empleo, vas a conseguir mejores resultados.
Guadalupe Luis
Técnico de RRHH y pedagoga. Autora de www.orientando.es
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